El desprendimiento de retina es una de las emergencias oftalmológicas más graves que existen, requiere una atención específica por un centro especializado en retina y vítreo. Puede ocurrir de manera repentina y, si no se trata a tiempo, provocar la pérdida irreversible de la visión. Aunque no es una condición común, el riesgo aumenta en ciertas personas, y reconocer los síntomas a tiempo puede marcar la diferencia entre conservar o perder la vista.
En este artículo te explicaré de forma detallada qué es, cómo ocurre, cuáles son los síntomas de alarma, los factores de riesgo y las opciones de tratamiento disponibles. ¡Vamos!
¿Qué es un desprendimiento de retina?
El desprendimiento de retina es una condición seria en la que la retina, la capa sensible a la luz situada en la parte posterior del ojo, se separa de su posición normal.
La retina cumple una función fundamental: captar la luz y transformarla en señales que se envían al cerebro para formar imágenes. Cuando se desprende, este proceso se interrumpe, lo que afecta de manera directa la capacidad de ver.
El desprendimiento de retina es una condición seria en la que la retina se separa de su posición normal. Esta separación puede llevar a la pérdida de visión si no se trata rápidamente.
¿Qué es la retina y por qué es tan importante?
La retina es una fina capa de tejido que tapiza el interior del ojo. Está formada por millones de células fotorreceptoras encargadas de captar la luz y enviar la información al nervio óptico.
Cualquier alteración en su posición puede tener consecuencias graves porque, a diferencia de otros tejidos del cuerpo, la retina no se regenera. Por eso, el desprendimiento de retina es considerado una urgencia médica.
¿Cómo ocurre un desprendimiento de retina?
Existen varios mecanismos que pueden provocar un desprendimiento de retina:
- Desgarro o rotura retiniana: Es la causa más común. Un pequeño desgarro permite que el líquido del interior del ojo pase detrás de la retina y la separe de la capa que la nutre.
- Tracción vítreo-retiniana: Con la edad, el humor vítreo (gel que rellena el ojo) se contrae y puede tirar de la retina, provocando desgarros.
- Acumulación de líquido bajo la retina: Algunas enfermedades inflamatorias o tumores pueden generar acumulación de líquido que levanta la retina.
El desprendimiento de retina puede ocurrir por varias razones, pero la más común es un desgarro o rotura en la retina que permite que el líquido fluya detrás de ella, separándola de las capas subyacentes.
Síntomas del desprendimiento de retina
El desprendimiento de retina no causa dolor, por lo que los síntomas visuales son la única señal de alarma. Algunos de los más frecuentes son:
Destellos de luz
Se perciben como relámpagos repentinos en la visión, incluso con los ojos cerrados. Estos destellos son consecuencia de la tracción del vítreo sobre la retina.
Moscas volantes
Aparición repentina de miodesopsias, múltiples puntos, manchas oscuras o filamentos que parecen flotar en el campo visual.
Visión borrosa o pérdida parcial de visión
La visión puede volverse borrosa o perderse de manera progresiva, especialmente en la zona periférica.
Sombra o cortina en el campo visual
Uno de los síntomas más característicos: la persona percibe una cortina negra que avanza desde un lado hacia el centro de la visión. Esto suele indicar que el desprendimiento ya es significativo.
Factores de riesgo
Cualquier persona puede sufrir un desprendimiento de retina, pero existen factores que aumentan la probabilidad:
- Miopía alta.
- Antecedentes familiares de desprendimiento de retina.
- Cirugía ocular previa, especialmente de cataratas.
- Lesiones o traumatismos oculares.
- Edad mayor de 40 años.
Algunas personas tienen mayor riesgo de sufrir desprendimiento de retina, como personas con miopía alta, antecedentes familiares, cirugía de cataratas, lesiones oculares o mayores de 40 años.
Diagnóstico: cómo se detecta
El diagnóstico debe realizarlo un oftalmólogo mediante un examen completo del ojo:
- Oftalmoscopía indirecta: permite ver directamente la retina.
- Ecografía ocular: útil en casos con hemorragia vítrea que impide visualizar la retina.
- Tomografía de coherencia óptica (OCT): muestra detalles de las capas retinianas.
Un diagnóstico rápido es clave para iniciar el tratamiento lo antes posible.
Tratamiento del desprendimiento de retina
El desprendimiento de retina siempre requiere cirugías de retina. La elección de la técnica depende de la extensión y localización del desprendimiento:
Fotocoagulación con láser o crioterapia
Se aplican en casos de desgarros o roturas pequeñas antes de que la retina se desprenda. Sellan los bordes de la lesión para evitar el avance.
Retinopexia neumática
Se inyecta una burbuja de gas dentro del ojo que presiona la retina contra la pared ocular mientras cicatriza.
Cerclaje escleral
Se coloca una banda de silicona alrededor del ojo para empujar suavemente la pared ocular hacia la retina y permitir su adhesión.
Vitrectomía
Se extrae el humor vítreo para eliminar la tracción sobre la retina y se reemplaza por una solución transparente o gas. Es la técnica más utilizada en desprendimientos complejos.
El tratamiento suele implicar cirugía para volver a unir la retina a su posición normal. Es crucial buscar atención médica inmediata.
Importancia del tratamiento urgente
El desprendimiento de retina es una urgencia médica. Cuanto antes se realice la cirugía, mayor será la probabilidad de recuperar la visión. El retraso puede ocasionar un daño irreversible en las células de la retina.
Por ello, cualquier persona que presente destellos, moscas volantes repentinas o la sensación de una cortina negra en la visión debe acudir de inmediato con especialistas en retina.
El desprendimiento de retina es una condición ocular grave que puede llevar a la pérdida permanente de la visión si no se trata a tiempo. Aunque no siempre se puede prevenir, conocer sus síntomas y factores de riesgo permite actuar con rapidez ante las primeras señales.
La combinación de detección temprana y tratamiento quirúrgico urgente es la clave para preservar la visión. Cuidar la salud ocular con revisiones periódicas es especialmente importante en personas con factores de riesgo como miopía alta, antecedentes familiares o cirugías oculares previas.
En definitiva, ante cualquier señal de alarma en la visión, lo más seguro es consultar de inmediato con un especialista. En oftalmología, actuar rápido puede marcar la diferencia entre ver y no ver.











































